domingo, 3 de noviembre de 2013

Ahora somos libres de la esclavitud del pecado, porque Jesús nos libertó de las ataduras de este mundo. Ahora pecamos pero no por placer ni por deleite, y cada vez que lo hacemos pedimos perdón a nuestro señor JESÚS. De esta manera tenemos paz y tranquilidad en nuestros corazones, seguros de nuestra salvación por medio de su sacrificio.


No hay comentarios:

Publicar un comentario