Hagamos tesoros en el cielo, recordando que la Biblia nos dice que "donde estuviere vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón". Si hacemos tesoros en este mundo esa será nuestra única recompensa, pero los hijos de Dios sabemos que estamos de paso por este mundo, aguardando la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo, con la fe y esperanza puesta en nuestro redentor quien nos ha prometido vida y vida en abundancia por los siglos de los siglos.
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