Enojarse es un sentimiento de naturaleza humana, que no podemos evitar, recordemos que también nuestro señor Jesucristo se enfadó en algunas ocasiones, mas sin embargo no peco y resistió al diablo. Hagamos como nuestro salvador, no demos lugar al diablo ni ofendamos con insultos o palabras hirientes a nuestro prójimo, ya que toda la ley de Dios se resume en amarlo a el y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
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