Si verdaderamente amamos a nuestras familias debemos hacer nuestra esta maravillosa promesa, creer en nuestro Señor Jesucristo y luego llevar a nuestra familia a sus pies para que también ellos alcancen salvación y vida eterna en Cristo Jesús. Porque solo en el podremos hacer frente a las asechanzas del enemigo, solo en el encontraremos la felicidad plena en el núcleo familiar.
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